Transcurrían los primeros diez minutos del encuentro entre Huracán Corrientes y Huracán de Goya, cuando el árbitro Gabriel Bertran de Bella Vista, divisó que un jugador del "sabalero" batallaba con el aire, lanzaba manotazos y maldecía a los gritos. Un enjambre se las había agarrado con el lateral derecho que no sabía si evitar a las abejas o marcar a los delanteros.
Ante la queja del equipo visitante, el árbitro decidió parar el partido. La gente no entendía nada, pero a lo lejos se divisaban puntitos negros alrededor del cuatro. Eran abejas. Policías, bomberos y enfermeros se miraban atónitos ante lo que sucedía. Nadie sabía qué hacer. Los equipos se refugiaron en las bancas. El panal de abejas estaba metido en el césped a tres cuartos de cancha cerca del lateral derecho.
Ante la situación, el preparador físico de Huracán de Corrientes decidió improvisar: con una vara, algodón, alcohol y cinta, incendió el panel y espantó a todo el enjambre. El partido se reanudó y el cuatro pudo seguir con su tarea, aunque con alguna que otra picazón.
Nota: Diario El Litoral / Foto: Marcos Mendoza
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