Tras la eliminación ante Villa Mitre en Bahía Blanca y la chance frustrada de seguir en carrera por uno de los ascensos a la Primera Nacional, en la balanza queda lo hecho por un equipo que se forjó con un presupuesto limitado, apostando a jugadores jóvenes o de poco rodaje en la categoría; pero además, a un entrenador que hizo sus primeras armas en esa función. Con esas herramientas, Raúl Estévez se puso al frente de un plantel que "reservó" algunos valores de la temporada anterior, promovió algunos juveniles y sumó otros de los que poco se conocía.
El equipo conducido por el "Pipa" Estévez fue de menos a más en una zona de la competencia que fue la más compleja por la talla de los rivales y las aspiraciones de estos. Con altibajos en el juego, pero sosteniendo una propuesta en cancha, en la desgastante fase inicial hizo del estadio Leoncio Benítez una verdadera "fortaleza", cimentando en ese terreno el camino que lo llevarían a acceder, tras dos temporadas, a los octavos de final.
Lesiones, jugadores que emigraron en medio del torneo y puntos que quedaron en el camino por "obra y gracia" de pésimos arbitrajes, fueron también rivales para un equipo que superó las expectativas y forjó una base que habrá que pulir y reforzar para que las aspiraciones en la temporada venidera sean ya las de regresar a la segunda categoría del fútbol argentino. En la balanza, y a diferencia de años anteriores, se puede decir que Boca Unidos, con poco, hizo mucho.
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