Hace 24 años, Huracán Corrientes alcanzaba un sitial de privilegio. Jugar entre los 20 mejores clubes del país en la primera división de AFA. La consagración en la ciudad de Córdoba devolvía al fútbol de la provincia a la élite nacional. A codearse con los grandes de Argentina, Boca Juniors, River, San Lorenzo, Independiente, Racing, como lo había hecho Mandiyú durante siete temporadas en la divisional A de AFA.
El 1 de junio de 1996, Huracán Corrientes enmudeció al país futbolero. Sepultó las ilusiones de 40 mil hinchas de Talleres de Córdoba que coparon el estadio Chateau Carreras, hoy estadio Mario Alberto Kempes. Logró un resultado que no estaba en los pronósticos de ningún seguidor o simpatizante de la número cinco, incluido los más fanas hinchas "azulgranas". 4 a 1 a la "T" en condición de visitante, juego revancha de la final del principal certamen de ascenso nacional.
En esa temporada se jugaron dos certámenes Apertura y Clausura. Huracán Corrientes se adjudicó el Apertura (primera rueda) y Talleres se apoderó del Clausura (segunda rueda) y ambos disputaron los cotejos por la gloria y el ascenso, en el campeonato de la temporada 1995/1996. Las campañas de ambos clubes fueron similares en los certámenes cortos. Huracán sumó 42 unidades en 21 encuentros disputados. El segundo torneo lo ganó Talleres, quien también alcanzó esa misma cantidad de unidades que el "globo" correntino.
En el "gigante" del Berón de Astrada fue empate en dos goles. La noche del 25 de mayo, donde los hinchas cordobeses derrumbaron el alambrado perimetral de la zona de las plateas bajas del escenario "azulgrana". Talleres, el equipo más popular e importante de la ciudad mediterránea recibió una paliza futbolística del elenco dirigido por Humberto Zucarelli, con goles de uruguayos, Josemir Lujambio en tres oportunidades y Luis Sosa. Fue el momento cumbre de Huracán Corrientes en el profesionalismo. Su paso por la primera A afista tuvo otros matices, debido a su descenso al año siguiente.
"La goleada fue inesperada, pero no la victoria", recuerda Julio Marinilli, único futbolista correntino presente en los dos cotejos de la final. Los correntinos creían y los cordobeses sabían que podía darse.
Por eso, tras la goleada de un conjunto que apostó sabiamente al contraataque sobre otro que jamás entregó ni siquiera algo de esfuerzo -su valor más reconocido en casi todo el campeonato-, los pocos fanáticos de Talleres que aún permanecían en el estadio, ofrecieron el aplauso generoso como reconocimiento a un conjunto netamente superior.
La vuelta olímpica realizada en forma tranquila fue el justo premio para Huracán. Porque fue inteligente, aparecieron en escena sus mejores interlocutores para manejar criteriosamente la pelota y tuvo a un Josemir Lujambio letal. Talleres desapareció del juego, no pudiendo asimilar las estocadas del equipo correntino. Al final, los rostros desencajados, apesadumbrados de los hinchas de la "T", contrastaban con la felicidad de los casi 600 correntinos que hasta retribuyeron con otros aplausos el gesto de los simpatizantes locales.
De la mano de Humberto Zuccarelli, el "globo" correntino escribía su página más gloriosa. Después de la desaparición de Mandiyú, fue determinante la muñeca política de José Antonio Romero Feris para no dejar a Corrientes sin representante en la B Nacional y de la noche a la mañana apareció en escena Huracán Corrientes.
Adrián Álvarez, Julio Marinelli, Carlos González, Roberto Oste, Claudio Mele, Diego Capria, Oscar Alsina, Cosme Zaccanti, Marcelino Galoppo y Sergio Umpiérrez formaron parte de la base titular de aquel equipo dirigido por Humberto Zuccarelli, que ganó el Apertura 95. Para el Clausura, se sumó el delantero uruguayo Lujambio, el gran héroe de la hazaña en Córdoba. El equipo campeón alistó a: C Mele, C Zaccanti, Capria, J Marinilli y S Umpiérrez, C González, F D'Amico, G Gaitán (M Galoppo), L Sosa, A Álvarez (C Rodríguez) y Lujambio. DT: H Zuccarelli.
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