El tenista correntino tuvo un errático comienzo de la temporada 2020 en los cuadros principales de singles, disputando torneos en pista dura y polvo de ladrillo. A la hora de afrontar partidos en pareja encontró mejores resultados que le abren un futuro prometedor.
Leonardo Mayer se encuentra aislado en Buenos Aires en este contexto mundial paralizado por la pandemia del coronavirus. Con el deporte decididamente en inercia total por este panorama, sería una ocasión oportuna para evaluar las posibilidades del correntino al momento que se reanude la actividad.
Con 32 años, el “yacaré” ingresa en la curva de su carrera que lo deja cada vez más cerca de colgar la raqueta. El tiempo pasa de igual forma para todos, pero una posibilidad podría ampliar sus posibilidades para afrontar la longevidad y seguir sacando rédito de sus condiciones.
El comienzo de temporada mostró a un Mayer errante en cuadros individuales (no ganó partidos en cuadros principales). Disputando encuentros en torneos de dos superficies (cemento de Australia y polvo de ladrillo en la gira sudamericana) no pudo cambiar la suerte.
Este mal inicio, le hizo ceder lugares en el ranking: comenzó el año como 101 y actualmente es el 118 del escalafón mundial. Sin embargo, “Leo” obtuvo mejores resultados al disputar partidos en dobles: llegó a la final del ATP 250 de Córdoba. El correntino, haciendo dupla con Andrés Molteni, perdió en la final con el brasileño Marcelo Demolinier y el holandés Matwe Middlekoop (63 y 76).
El árbol no debe tapar el bosque ya que Mayer siempre mostró aptitudes para sobresalir en dobles. Con su gran saque y estando filo con volea en la red, el correntino puede ser una buena pieza en un engranaje de a dos. A futuro, debería analizar como una posibilidad para seguir sumando logros en el circuito de elite si su físico lo acompaña en este reto.
En la rama de parejas, el campeón de la Copa Davis sumó victorias de peso vistiendo la camiseta “albiceleste”. En la competencia por equipos nacionales, dio muestra de su categoría: éxitos ante Serbia (2015) y Italia (2017) en dupla con el chascomusence Carlos Berlocq y triunfo con el tandilense Máximo González ante Chile en 2019 (donde Argentina arribó hasta cuartos de final).
También tuvo algunas derrotas de peso (en dupla con Juan Martín del Potro ante Gran Bretaña y Croacia en 2016), pero que compensó para darle descanso a otros singlistas. Sin dudas también compensó dando el golpe de gracia ante Daniel Evans de visitante en Glasgow para ganar el quinto punto en semifinales.
Esta especialidad ofrece la posibilidad de resguardar el estado físico, distribuir las cargas y seguir compitiendo en los mejores torneos del mundo. El ganador dos títulos en ATP en singles (y tres veces finalista) también ostenta copas obtenidas a la hora de jugar en parejas (campeón en Buenos Aires 2011 y de siete títulos más Challengers).
Su pico de rendimiento fue el año pasado en uno de los torneos de Grand Slam: llegó al encuentro cumbre en el Abierto de Australia con el portugués Joao Sousa. El argentino y el europeo no pudieron con el finlandés Henri Kontinen y el local John Peers (6-1 y 7-6). De igual forma, “Leo” y su compañero hicieron una gran labor donde dieron muestra de sus cualidades para pensar en grande.
En este momento, la modalidad tiene a los colombianos Juan Sebastián Cabal y Robert Farah como la mejor dupla de mundo (vencieron a Argentina en Bogotá) y a dos argentinos como referentes. El mejor es Horacio Zeballos, que se ubica en el puesto cuatro del ranking a los 34 años de edad (llegó a estar tres en 2019). Otro que sobresale es “Machi” González (42 del escalafón mundial), quién con Guillermo Duran conformó una sociedad fructífera para seguir en actividad.
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Leonardo Mayer se encuentra aislado en Buenos Aires en este contexto mundial paralizado por la pandemia del coronavirus. Con el deporte decididamente en inercia total por este panorama, sería una ocasión oportuna para evaluar las posibilidades del correntino al momento que se reanude la actividad.
Con 32 años, el “yacaré” ingresa en la curva de su carrera que lo deja cada vez más cerca de colgar la raqueta. El tiempo pasa de igual forma para todos, pero una posibilidad podría ampliar sus posibilidades para afrontar la longevidad y seguir sacando rédito de sus condiciones.
El comienzo de temporada mostró a un Mayer errante en cuadros individuales (no ganó partidos en cuadros principales). Disputando encuentros en torneos de dos superficies (cemento de Australia y polvo de ladrillo en la gira sudamericana) no pudo cambiar la suerte.
Este mal inicio, le hizo ceder lugares en el ranking: comenzó el año como 101 y actualmente es el 118 del escalafón mundial. Sin embargo, “Leo” obtuvo mejores resultados al disputar partidos en dobles: llegó a la final del ATP 250 de Córdoba. El correntino, haciendo dupla con Andrés Molteni, perdió en la final con el brasileño Marcelo Demolinier y el holandés Matwe Middlekoop (63 y 76).
El árbol no debe tapar el bosque ya que Mayer siempre mostró aptitudes para sobresalir en dobles. Con su gran saque y estando filo con volea en la red, el correntino puede ser una buena pieza en un engranaje de a dos. A futuro, debería analizar como una posibilidad para seguir sumando logros en el circuito de elite si su físico lo acompaña en este reto.
En la rama de parejas, el campeón de la Copa Davis sumó victorias de peso vistiendo la camiseta “albiceleste”. En la competencia por equipos nacionales, dio muestra de su categoría: éxitos ante Serbia (2015) y Italia (2017) en dupla con el chascomusence Carlos Berlocq y triunfo con el tandilense Máximo González ante Chile en 2019 (donde Argentina arribó hasta cuartos de final).
También tuvo algunas derrotas de peso (en dupla con Juan Martín del Potro ante Gran Bretaña y Croacia en 2016), pero que compensó para darle descanso a otros singlistas. Sin dudas también compensó dando el golpe de gracia ante Daniel Evans de visitante en Glasgow para ganar el quinto punto en semifinales.
Esta especialidad ofrece la posibilidad de resguardar el estado físico, distribuir las cargas y seguir compitiendo en los mejores torneos del mundo. El ganador dos títulos en ATP en singles (y tres veces finalista) también ostenta copas obtenidas a la hora de jugar en parejas (campeón en Buenos Aires 2011 y de siete títulos más Challengers).
Su pico de rendimiento fue el año pasado en uno de los torneos de Grand Slam: llegó al encuentro cumbre en el Abierto de Australia con el portugués Joao Sousa. El argentino y el europeo no pudieron con el finlandés Henri Kontinen y el local John Peers (6-1 y 7-6). De igual forma, “Leo” y su compañero hicieron una gran labor donde dieron muestra de sus cualidades para pensar en grande.
En este momento, la modalidad tiene a los colombianos Juan Sebastián Cabal y Robert Farah como la mejor dupla de mundo (vencieron a Argentina en Bogotá) y a dos argentinos como referentes. El mejor es Horacio Zeballos, que se ubica en el puesto cuatro del ranking a los 34 años de edad (llegó a estar tres en 2019). Otro que sobresale es “Machi” González (42 del escalafón mundial), quién con Guillermo Duran conformó una sociedad fructífera para seguir en actividad.
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