El clásico correntino en la Liga Nacional se recibió de grande

Estadios abarrotados, colmados de niños y familias; simpatizantes de ambos clubes conviviendo y disfrutando; adrenalina pura, potenciada por un espectáculo intenso, cambiante, vibrante y sin un claro ganador hasta los segundos finales, en definitiva el básquetbol en más genuina esencia,  hicieron que el clásico correntino se reciba de grande en la Liga Nacional de Basquetbol, y con la mejor nota.

El “José Jorge Contte” y el “Fortín Rojinegro” se vistieron de fiesta, en realidad de gala, y pese a todo lo que estaba en juego, en los octavos de final de la Liga Nacional, fue una contienda deportiva noble y leal, sin vencidos, ya que el único ganador fue el básquetbol.

En los cuatro partidos que se extendió la serie no se registró ningún incidente. Violencia cero. Y no hubo perimetrales, no hubo restricciones en los ingresos, no hubo prohibiciones, porque pese a las pasiones, hubo tolerancia, hubo hidalga,  hubo caballerosidad de los protagonistas y los hinchas, más allá de las cargas típicas en los clásicos, típico del folclore argentino.

Decimos entonces que hubo fiesta, y cuando en Corrientes se habla de fiesta se habla de carnaval, se habla de chamamé, de todo lo que representa la idiosincrasia correntina, su esencia, sus raíces, y ahí no hay lugar para egoísmos, ni para intereses mezquinos que estén por sobre el bien común, general.

Fue sin lugar a dudas un ejemplo de que se puede convivir, defendiendo cada uno sus colores, antagónicos, siempre que se lo haga con respeto. Así gozaron de sus derechos y asumieron sus responsabilidades, para contribuir cada uno con su granito de arena. Por eso hubo gala, por eso hubo color y calor. Por eso hubo festejos y reconocimientos, por eso hubo alegrías y tristezas, la vida misma, en un juego como el básquetbol que se vive tan intensamente, más cuando se trata de un clásico.

Hoy la Liga Nacional quedó expectante por el clásico correntino, por esta fiesta, más allá del resultado deportivo, importante por cierto. Fue contagioso, adrenalina pura. Y pese a la distancia, estamos seguros, que todo el país aplaudió y de pie lo que se vivió, lo que se disfrutó, lo que se trasmitió. La gente, la familia, con su creatividad, su imaginación, su alegría fueron el común denominador para un espectáculo, para un deporte, que invita a vivirlo intensamente, y así lo hizo el clásico correntino en la Liga Nacional, que en honor a la verdad se recibió de grande, y con la mejor nota.

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